La peligrosidad de los héroes de los relatos
Uno de los problemas de la historia es la simplificación que se hace basándola en determinados héroes personajes que se presentan como grandes próceres iluminados que no han hecho más que hacer lo que estaba en su comunidad o entorno y que si no lo hubiesen hecho ellos lo habría hecho algún otro.
Es más, casi siempre que alguien ha inventado algo, como ya dijimos, lo ha hecho en simultáneo con otra persona. No es casual que casi siempre los descubrimientos sean simultáneos. Desde Newton-Leibniz y su fórmula del cálculo, Darwin y Wallace con la evolución. Montagnier y Gallo con el virus del HIV.
La humanidad no avanza a golpes de individualidades, sino que avanza con conocimiento conjunto. Las ideas van evolucionando paralelamente, pero luego de pronto, alguien se lleva toda la fama, generalmente porque responde a un relato más interesante y cautivante pero no porque sea un genio que él solo modifica la humanidad.
Nos gusta imaginar que hay cosas extraordinarias fuera de lo normal. Nos encantan las historias de genios, superhéroes y mártires (por eso he intentado poner a los relatos peligrosos como los villanos de turno y al pensamiento mágico como el súper poder que nos ayudará a convertirlos en relatos funcionales), pero rara vez esto responde a la realidad, Por eso, las buenas biografías, si son críticas, son importantes, porque explican por qué una persona pensó o actuó de determinada manera. En cambio, las hagiografías (biografías de santos) en todas sus distintas formas no me interesan.
No se puede separar las personas de su entorno, por lo que si no conocemos el contexto en el que vivió, no hay forma de entender su actuación. Si son hagiografías que buscan santificar o enaltecer a un personaje, solo son relatos espurios con fines manipuladores. Como por desgracia la mayoría de la historia que se enseña en las escuelas.